Técnicas quirúrgicas cerebrales
Cirugía en paciente despierto: Cirugía sin dolor con unos resultados 100% fiables para prevenir secuelas neurológicas. Monitorización instantánea del paciente en intervenciones donde hay áreas elocuentes, es decir, áreas relacionadas con el lenguaje, la motricidad y el correcto razonamiento.
Monitorización de la función cortical: (de la corteza cerebral) en tiempo real cuando es imprescindible la cirugía bajo anestesia general.
Cirugía mínimamente invasiva guiada: Se inicia con un mínimo (o nulo) corte de pelo, incisiones en piel y hueso muy ajustadas con apoyo de navegador cerebral («GPS» cerebral).
Aspirador ultrasónico: Equipo quirúrgico que en un sólo terminal permite al cirujano fragmentar la lesión, aspirar e irrigar al mismo tiempo.
Cirugía endoscópica y videoasistida: Como su propio nombre indica, esta técnica permite acceder a su lesión a través de un endoscopio lo que garantiza la escasa movilización cerebral y una perfecta iluminación y visualización al aumentar en un monitor la imagen de la zona a intervenir tanto como sea preciso.
Técnicas convencionales: que incluyen microscopio motorizado, motores de alta velocidad y equipo de coagulación bipolar. Tras la cirugía, el paciente permanece en UVI (unidad de vigilancia intensiva) especializada en neurocirugía sólo el tiempo necesario hasta una óptima recuperación.
Adenomas de hipófisis: Cirugía endoscópica de los adenomas hipofisarios. Tradicionalmente, los adenomas hipofisarios se pueden operar mediante una incisión sublabial, esto requiere crear una vía de abordaje despegando las mucosas nasales lo que conlleva mayor molestia local durante el postoperatorio. La técnica endoscópica evita esta acción, facilitando y acelerando la recuperación del paciente. De cualquier forma, hay casos concretos que no son adecuados para la aplicación de esta técnica y necesitan otras vías de acceso.